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Kingsman: El círculo de oro



Kingsman: Servicio secreto es una macarrada que se marcó Matthew Vaughn hace un par de años a partir de un cómic de Mark Millar. Este guionista, por cierto, es un auténtico visionario que se dio cuenta de que eso de trabajar para una editorial y sacar un par de cómics al mes no le iba a hacer rico y puso el ojo en el mercado de las adaptaciones cinematográficas. Es mucho más rentable marcarse varias miniseries contratando a vistosos dibujantes para luego sacar la película y vivir del cuento. Al tinglado lo llamó Millarverso y de ahí salieron proyectos como Wanted, Kick-ass y la mencionada Kingsman.

La fórmula ya está bastante depurada, el asunto consiste en tomar clichés de toda la vida y sacarles punta a base de señalar lo que tienen de ridículo y hacerlo todo muy bestia. Kingsman no es más que coger el mundo del agente secreto inglés tipo James Bond y meter en él a un chaval de la calle. La cierto es que la película de 2014 me resultó muy divertida, tanto por el tono paródico como por las escenas de acción y las sorpresas de guion.

Kingsman: El círculo de oro es una continuación que repite fórmula y que añade como única novedad la presentación de una organización secreta americana homóloga a la inglesa, lo cual sirve para unas cuantas risas más en base al prototipo de vaquero. Y el chiste es divertido, pero como ya me lo han contado, no me resulta tan gracioso, es hasta un poco pesado.

Tiene detalles que están bien. El plan del villano es curioso y la reacción del presidente de los Estados Unidos impagable. La forma de resucitar al personaje de Colin Firth está currada, no es la típica tontería para salir del paso, y además le da un arco dramático en la película. Pedro Pascal, por su parte, también destaca, no puedo decir lo mismo de Elton John, que dan ganas de abofetearlo y cualquier escena en la que está implicado es absolutamente inenarrable. Pero el conjunto está por debajo de la primera parte. Cuando ves las escenas de peleas ralentizadas en el momento de la pirueta y la música cañera a todo trapo con la cámara girando 360º en todas direcciones, te parece un truco ya visto.
Al final de la película, Colin Firth dice que no es el final, ni siquiera el principio del fin, sino más bien el fin del principio. Yo creo que mejor que paren, que ya nos sabemos el chiste y que si nos lo cuentan más veces, empezará a oler un poco.

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