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Mostrando entradas de marzo, 2018

Aniquilación

Ya no se puede fiar uno ni de Internet. A mi  que siempre me ha gustado bucear en blogs y redes sociales para conocer las impresiones de la gente sobre películas, series o cualquier otro pedacito de cultura popular, últimamente me da la sensación de estar inmerso en un gigantesco capítulo de Beavis y Butt-head, que todo mola o apesta, sin llegar mucho más allá, y, por supuesto, sin solución de continuidad. Así, puedes leer que la última producción de Marvel, por decir algo, es la mejor película de superhéroes filmada hasta la fecha y luego salir del cine con gesto de “Pues bueno, pues vale, pues me alegro”. Con Aniquilación, la última película de Alex Garland, no sabía qué pensar. Podías encontrarte opiniones que la definían como una  obra maestra, así de sopetón, o que era espantosa y no había por donde cogerla. La verdad es que esta historia a medio camino entre la ciencia ficción y el terror tiene ideas interesantes en alguno de sus diálogos junto con imágenes poder

Blade Runner 2049

Blade Runner está sobrevalorada. Hala, ya he soltado la boutade, ahora me voy a explicar. Es innegable la influencia de su estética en la descripción de muchos mundos futuristas que vinieron después, con sus rascacielos y coches voladores, su eterna lluvia y sus urbes atestadas, sus anuncios holográficos y su mezcla cultural oriental. Incluso tenemos la música de Vangelis asociada inevitablemente a estas evocadoras imágenes. Pero la historia en sí es un noir muy justito. El relato de Philip K. Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” en el que se basa no ha pasado precisamente a la historia por ser lo mejor de su autor. Muchos se saben prácticamente de memoria el discurso final de Rutger Hauer antes de morir, que el motor de la historia sea la captura de un grupo de androides renegados por parte de un cazarecompensas a casi nadie le importa. Teniendo en cuenta estos mimbres, resulta curioso que muchas de las críticas a la segunda parte se deban a elementos que ya

El secreto de Marrowbone

No se puede acusar a nuestras cadenas de televisión privada de no haber aprendido a vender sus productos. Atresmedia, o en este caso   Mediaset, te mete por el ojo su última producción como si fuese el no va más. Vamos nena, di que te gusta, oh yeah. Ahora en la pantalla de nuestro televisor están con “El cuaderno de Sara” y antes de la que nos ocupa, teníamos a “Perfectos Desconocidos” hasta en la sopa. Algunas de estas películas están bien, otras no tanto. La cuestión es que, como empresas que son, han comprendido que para que alguien se acerque a la sala de cine para ver un estreno lo primero que debe saber es que existe. Un punto del que quizás flaquean los eventos de streaming, pero eso es otro tema que deberá ser tratado en otra ocasión (o no). “El secreto de Marrowbone” me produjo cierto recelo en el momento de su estreno porque, a priori, su campaña publicitaria recuerda demasiado a otros éxitos tipo “El orfanato”, “Los otros” o “El sexto sentido”. A toro pasado, a un